Sobre la CUDS

Colectivo Universitario de Disidencia Sexual, CUDS

CUDS es un colectivo con más de diez años de activismo en Chile que ha trabajado insistentemente en la localización de lo cuir/queer, en la experimentación estética feminista y en prácticas de micropolítica de resistencia. El trabajo de CUDS se mueve entre la producción teórica, la intervención en el mundo de la academia y la irrupción de los imaginarios sexuales normativos. CUDS es un colectivo sin adscripción institucional. CUDS no tiene una historia lineal. Hemos sido comunistas acérrimos, en otros momentos anarquistas o queer. Somos la versión frígida y posmoderna de algún partido feminista radical. Activistas post-feministas desplegando oposiciones, instalando ficciones, demandados por nuestras grupos conservadores de la derecha chilena por nuestras performances.

Somos un colectivo interrogando nuestros imaginarios normativos sobre el cuerpo y la sexualidad desde Santiago de Chile.

La trampa contemporánea del capitalismo tardío es justamente organizarnos el cuerpo en resistencias individuales desde donde pudiéramos hablar.

Un cuerpo desde donde debiéramos habitar. Somos activistas posfeministas implicándonos en el derecho al aborto con nuestros vientres estériles y nuestros deseos confundidos.

Mientras algunos trabajan en la clasificación y taxonomización, nosotros estamos aquí con nuestros cuerpos desobedientes para romper la tradicional diferenciación de género y sexo que hasta hace poco nos parecía constituir.
Cuds-2008

Cuando ellos dicen “diversidad”, nosotros insistimos en decir “disidencia”.

Cuando enunciamos la “Disidencia Sexual” en Chile nos referimos a una posición de singularidad. Disidencia Sexual nos sitúa a una distancia radical y crítica de otras formas de la política sexual tradicional, como lo es la “diversidad sexual”. “Diversidad” remite a una semántica inocua y multiculturalista de la tolerancia cómplice del mercado neoliberal.

En el sistema de producción posfordista, se valorizarán las diferencias y las especificidades del “gusto”, como posibilidades de diversificación de los nichos de mercado, en contraste con la producción estandarizada del fordismo clásico, que impuso la heterosexualidad como norma. El mercado gay no es un ejemplo de apertura, sino el efecto predecible de esa necesidad de diversificación de nichos, aplicada a las subjetividades sexuales. El modelo económico no reprime la diversidad, sino que la promueve.

Disidencia Sexual denota una resistencia constante al sistema sexual imperante. A su hegemonía económica y su lógica postcolonial.

Aún cuando la Disidencia Sexual muestra algunas coincidencias con ciertos postulados de la teoría y la política queer, nosotros rechazamos el término “queer” como una palabra que otorgue un sentido absoluto a las prácticas críticas en el espacio local de América Latina. Nosotros no asumimos el término queer como estrategia de autorrepresentación identitaria en América Latina, porque al enunciarla en nuestras geografías culturales, esa palabra pierde su carga política y contestataria. En segundo término, porque situar las prácticas sexo-disidentes chilenas bajo la nomenclatura de “queer”, ignora las genealogías diferenciales de los procesos locales, que no han seguido los mismos recorridos políticos, estéticos o reflexivos de las políticas y las teorías norteamericanas. Pero al mismo tiempo queremos comprometernos críticamente con las políticas queer, porque en esas ideas, podemos prever un cambio en la representación de los cuerpos subalternos.

Somos los hijos bastardos de la postransición democrática chilena, nacidos en respuesta a la institucionalización de la política gay y la cooptación de los movimientos sociales por parte del Estado.

Disidencia Sexual desafía la idea de un poder subversivo concedida a una identidad determinada (ya sea lesbiana, gay, queer, homosexual, marimacho, cyborg, travesti, mestizo, intersexual, transgénero, drag, mama-drag). La subversión del sistema sexo/género o heteronormativo no está vinculada de antemano a un modelo de identidad o una figura subversiva particular, sino a la relación crítica y radical entre una práctica y su contexto. Lo que hoy es transgresor, mañana podría llegar a ser fascista. No creemos en la vanguardia queer. Tampoco en un Mesías Queer. ¿Cuál será nuestro futuro? No tenemos la respuesta. Tal vez ni siquiera queramos saberlo.

Somos disidentes sexuales que trabajamos en el fragmento, y rechazamos la idea de totalidad.